martes, 17 de abril de 2012

Iglesia Adventista del Séptimo Día




La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación cristiana 
de evangélicos conservadores. La iglesia surgió a raíz de las 
expectativas escatológicas de mediados del siglo XIX (personificadas 
en el movimiento millerista), aunque no se organizó formalmente hasta
1863. Los milleristas habían fijado el regreso de Cristo para el 22 de 
octubre de 1844. Al no producirse, el movimiento cayó en la desorganización. 
Uno de los pequeños grupos adventistas adoptó el séptimo día como 
día de descanso, reinterpretó los acontecimientos de 1844 y se convirtió, 
en su debido momento, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. 
Los orígenes del adventismo, sin embargo, remontan a mucho antes: 
a la Reforma y a la iglesia neotestamentaria.
Los adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como la palabra 
inspirada de DiosEn esencia, la Biblia es su único credo, aunque tienen 
una declaración de veintiocho creencias fundamentales, que está sujeta 
a revisión en cualquiera de las sesiones mundiales de la Conferencia 
General, 
cuando se recibe una nueva luz o se encuentra mejor lenguaje, con 
la orientación 
del Espíritu Santo. Estas creencias incluyen la Trinidad, el bautismo 
de creyentes, los dones espirituales, la muerte como estado inconsciente
hasta la resurrección y la tierra nueva como el hogar de los redimidos 
después del milenio. 
Los adventistas del Séptimo Día son creacionistas y creen que el hombre 
y la mujer fueron hechos a imagen de Dios y representan la labor suprema 
de la semana de la Creación bíblica. Con la aparición del pecado, se puso en 
práctica el plan de salvación de Dios. A través de la vida de Cristo de perfecta
obediencia a la voluntad divina, su sufrimiento, muerte y resurrección, Dios 
proporcionó el único medio de expiación del pecado humano, para que quienes 
por su fe aceptan el don de la salvación puedan gozar de la vida eterna. Desde 
el principio, los adventistas del Séptimo Día han abogado constantemente por
 la libertad religiosa para todos y se han puesto a la cabeza de su promoción 
internacional, incluso ante las Naciones Unidas.
La misión mundial y la evangelización son elementos esenciales del carácter 
distintivo de los adventistas del Séptimo Día. La iglesia está decidida a compartir
 las buenas nuevas de la justificación, la justicia por la fe, la salvación a través 
de Jesucristo y su inminente regreso. Por consiguiente, la Iglesia Adventista 
del Séptimo Día es probablemente la denominación protestante más extendida,
pues trabaja en más de doscientos países. Aunque América del Norte fue su 
cuna, hoy en día menos del 8% de sus miembros reside allí, y hay un crecimiento 
considerable en diferentes lugares del mundo. Los adventistas desean vivir vidas 
de servicio a Dios y a la humanidad. Para ayudarlos a lograr este objetivo, 
la iglesia posee y opera muchas instituciones: más de 6.000 escuelas
 (desde jardines de infancia hasta universidades), 720 hospitales y centros 
de atención sanitaria, casas editoriales y fábricas de alimentos naturales. 
En las últimas décadas, se han creado centros de medios de comunicación 
(televisión y radio mundial vía satélite). Los adventistas creen en un estilo de 
vida saludable, que incluye una buena alimentación (muchos adventistas 
son vegetarianos) y la abstinencia de drogas nocivas, incluidos los productos 
alcohólicos y de tabaco. Los adventistas también promueven la salud pública. 
La iglesia opera la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales 
(ADRA), conocida internacionalmente por su trabajo en favor de las víctimas 
de desastres y sus proyectos de desarrollo en el tercer mundo.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día no se ve a sí misma como una federación 
de iglesias locales o nacionales, sino como una iglesia mundial. La forma de 
gobierno representativo es eficaz. El sistema de gobierno de la iglesia prevé 
cuatro niveles de organización clave: 1) la iglesia local, un órgano unido de 
creyentes individuales, 2) la Conferencia, un órgano unido de iglesias locales, 3) 
la Conferencia Unión, el órgano unido de varias conferencias (un territorio más 
amplio, que con frecuencia corresponde a una nación), y 4) la Conferencia 
General, el órgano mundial constituido por aproximadamente unas cien uniones. 
La Conferencia General opera a través de sus trece divisiones 
(oficinas sucursales).
Los adventistas del Séptimo Día reconocen aquellas agencias que exaltan 
a Cristo ante los hombres como parte de su plan divino para la evangelización 
del mundo (Política de trabajo de la Conferencia General, Nº 075). Entran en 
comunión con otros cristianos y practican la comunión abierta. Creen que, 
en cierto modo, son un movimiento profético con un mensaje del tiempo del 
fin que se centra en el "Evangelio eterno" para proclamar al mundo. Aunque 
los adventistas del Séptimo Día celebran las oportunidades de dialogar y llegar 
a un mejor entendimiento, no se han unido formalmente al movimiento 
ecuménico organizado haciéndose miembros de los consejos de iglesias. 
En muchas ocasiones, sin embargo, tienen estatus de observador, consultor 
o asesor. Los adventistas desean conservar y proteger su identidad única 
y dar vida a la misión evangelística y de servicio que Dios les ha encomendado.
La oficina de la Conferencia General está en Silver Spring, EUA.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día se compone de catorce millones de
creyentes bautizados, que representan incluyendo a los niños, una comunidad
de unos veinticinco millones de adventistas.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día no es miembro del Consejo Mundial 
de Iglesias.

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